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Lo que hay detrás de los más de 60 secuestros y desapariciones de niños y adolescentes en Jamundí, en 9 años

Maira Daniela Rosero Erazo es uno de esos menores que no volvieron a su casa. Foto:Suministrada por los padres de Maira Daniela Rosero Erazo

Lo que hay detrás de los más de 60 secuestros y desapariciones de niños y adolescentes en Jamundí, en 9 años
Era un jueves cuando nadie volvió a ver a Maira Daniela Rosero Erazo. Ni en su colegio, la institución educativa Simón Bolívar de Jamundí, ni en el humilde hogar de sus padres en las afueras de este municipio agitado por la violencia, a causa de la disidencia del frente ‘Jaime Martínez’ y de otros grupos armados del crimen organizado, donde a los niños se los llevan con fines para reclutamiento, explotación sexual y extorsiones a sus familias.(Lea más: ¿Quiénes son los voceros de 'Shottas' en mesa de diálogos de paz capturados por secuestro simple en Buenaventura?).

La historia de Maira

Maira Daniela Rosero Erazo es uno de esos menores que no volvieron a su casa.

Maira Daniela Rosero Erazo es uno de esos menores que no volvieron a su casa. Foto:Suministrada por los padres de Maira Daniela Rosero Erazo

Ese día, el 22 de septiembre de 2016, la niña, que en mayo de la época había cumplido 15 años, no pudo ser recogida por el padre, como solía hacerlo, en la puerta del plantel. Don Arturo Rosero es mayordomo en una finca con su esposa, Silvia Erazo, ayudando en los oficios del lugar. A este trabajador le habían robado su moto, una semana antes de la desaparición de su hija, después de terminar su jornada habitual de clases en el colegio.La menor es nacida en una familia oriunda de Nariño, que llegó a buscar empleo en Jamundí y que trabaja con tesón para sacar adelante a sus otras dos hijas. Ese 22 de septiembre solo llevaba su maleta escolar con un par de cuadernos.Maira Daniela Rosero Erazo es uno de esos menores que no volvieron a su casa.La mamá y otros familiares le dijeron a EL TIEMPO que no cargaba ropa ni dinero, ni tampoco documentos. Su habitación hoy sigue intacta ocho años después de no saber de su paradero.Maira solo salió del colegio, caminando, acompañando primero a una amiga hasta la casa de ella y después tomando rumbo hacia su hogar en la vía que va de Jamundí al municipio caucano de Santander de Quilichao.(Lea más: La trágica y extraña muerte de un colombiano que viajó a Bolivia: estos son los detalles relatados por su familia).Pasando por el parque principal de Jamundí, la entonces menor se cruzó con un joven, quien durante la investigación fue descartado como sospechoso en tener algún vínculo con quienes se la habrían llevado. El robo de la moto del padre les generó sospechas a las autoridades porque fue una circunstancia para determinar que habría sido planeado, pues don Arturo recogía a su hija en este vehículo y ese día no pudo hacerlo, por lo que la entonces menor tuvo que caminar hacia su vivienda. Desde hace casi una década, en esta vivienda no ha habido paz y el dolor aumentó, pues el pasado 8 de mayo fue su cumpleaños número 24.“Mi reina, que tristeza e impotencia por no haberte traído hoy de vuelta. Se me rompe el alma saber que me tengo que ir sin ti. Hemos pasado días y noches buscándote. ¿Dónde estás, mi niña. A la persona que la tiene le suplicamos que la devuelvan. ¡Dios, danos tu mano, no nos dejes caer!, es uno de los mensajes distribuidos por redes sociales por parte de la familia.Ellos, los Rosero Erazo, dijeron que las autoridades se demoraron en revisar las cámaras en las calles de Jamundí y en cotejar información de los teléfonos.Maira Daniela Rosero Erazo es uno de esos menores que no volvieron a su casa.Tampoco fue posible identificar quién era la persona que días después llamó a los padres para exigirles 20 millones de pesos por la liberación de Maira. Surgieron versiones de que sus captores la iban a sacar por barco, a través de Buenaventura.(Lea más: La estudiante de Literatura cuya vida fue segada por disparos en campus de Univalle: 'Muchos se sienten quebrados'). Esta llamada fue hecha desde el corregimiento de Potrerito, uno de los tantos pueblos en la parte alta del municipio con los disidentes de las Farc, quienes están atentos a quiénes viven y transitan por la localidad, exigiendo una especie de carné como salvoconducto. Fue allí, donde hombres con fusiles y pasamontañas, cubriéndoles su rostro, sacaron por la fuerza al niño de 11 años de su propia vivienda, el pasado 3 de mayo.Sin embargo, de acuerdo con la familia de Maira Daniela, la llamada de Potrerito no sería de los verdaderos secuestradores de ella. En la Policía les indicaron que delincuentes querían sacar una extorsión. “Pero no sabemos la verdad si eran ellos, si fue una extorsión como dijeron. No sabemos nada”, comentaron.Justamente, en esta semana, los padres asistieron a una vigilia en la última semana porque uno de los vecinos de los Rosero Erazo sería allegado del niño de 11 años. En ese caso, el comandante de la Policía Metropolitana de Cali, brigadier general Carlos Oviedo, y otras autoridades están seguros de que las disidencias son responsables de llevarse al niño y que alias Oso Yogui, el segundo al mando en el frente ‘Jaime Martínez’, es el responsable.Pero, en el caso de Maira Daniela, ni su familia ni nadie sabe quién la tiene y qué sucedió con ella. Sin embargo, están seguros de que ella no se fue de la casa porque no se llevó nada de ropa ni documentos, insistieron.Hoy, albergan la esperanza de abrazarla de nuevo y aún en este hogar siguen repartiendo volantes, con el ánimo de que alguien se pueda comunicar y darles razón sobre la joven arrebatada de los suyos cuando era una menor. Es así que cuando EL TIEMPO se comunicó con ellos, de inmediato, aumentó el anhelo de tenerla de regreso.(Lea más: Murió una de las estudiantes de Univalle de Palmira, tras ataque en campus: ¿quién era esta joven universitaria?Con este caso son más de 60 niños y adolescentes de quienes nadie volvió a tener rastro desde hace nueve años hasta el 2024 en un municipio que no supera los 200 mil habitantes.Muchas de estas desapariciones han sido catalogadas como secuestros simples, en el caso de Maira, porque habría habido un motivo específico para llevársela, diferente del de un secuestro extorsivo, como sería el caso del niño de 11 años, pues esa es la modalidad de los disidentes como un escabroso mecanismo de financiación de la estructura criminal. El secuestro del pequeño se suma a los de empresarios, líderes y a los de otros ciudadanos en los últimos dos años en las goteras de Jamundí.Secuestros en Jamundí.

Secuestros en Jamundí. Foto:

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