La historia del regreso de uno de los prisioneros colombianos deportados de Ecuador a su hogar en el Valle: '¡Estoy libre, ya quiero ir a mi casa!'

Doña Martha Lucy Ceballos sabe que el arroz con huevo, el plato favorito del mayor de sus dos hijos, Fabián Andrés Ceballos, tendrá que esperar por los recientes problemas digestivos del bonaverense, uno de los más de 600 colombianos que estuvo preso en Ecuador y que hace dos semanas cruzó la frontera con Colombia, luego de que el gobierno del vecino país inició los procesos de deportación de los connacionales desde sus cárceles. 

La notificación fue informada por el ministerio colombiano de Relaciones Exteriores en un breve comunicado en el que se aseguró que se daban todas las garantías para los prisioneros que volverían al país. Además, se notificó que ya se está haciendo uso de la vía diplomática para avanzar en este proceso entre las dos naciones.

El comunicado fue difundido por la Cancillería, el pasado 24 de julio, y en el texto mencionan que el Gobierno ecuatoriano iniciaba los procesos de deportación de los presos colombianos que estaban en cárceles de todo el país.

El ministerio anunció, además, que "está adelantando por las vías diplomáticas las gestiones tendientes a acordar un procedimiento que garantice condiciones dignas para el traslado de nuestros connacionales al país". 

La medida había sido planteada desde el año pasado en Ecuador y buscaría mitigar el hacinamiento en las cárceles de ese territorio, además de reducir la violencia en los centros penitenciarios. El pasado mes de junio, en ese país, se aprobó una ley que permite expulsar prisioneros extranjeros y prohibirles la entrada por 40 años.

No obstante, no se dio una cifra concreta. Se estima que serían alrededor de 800 o hasta 1.600 prisioneros que estarían volviendo a Colombia, según vías diplomáticas. 

Los presos no habrían cumplido la mitad de las penas impuestas por el marco legal ecuatoriano por el cual se establecieron los lineamientos para su deportación.

Estaba nerviosa y emocionada, repitiendo a EL TIEMPO, el milagro de Dios para que su hijo, de 33 años, volviera a Buenaventura y lo hiciera respirando esa libertad con la que soñó hace seis años, desde que la semana pasada pisó el puente de Rumichaca, del lado del territorio colombiano para ser trasladado por el Gobierno en un viaje por carretera que empezó desde Ipiales, el municipio nariñense y fronterizo, hasta Cali. 

Ese sueño empezó el 4 de agosto. El traslado en un comienzo fue en buses desde la Penitenciaría del Litoral, el nombre del centro carcelario para varones No. 1 de Guayaquil, la prisión más grande de Ecuador.

"Los sacaron el día lunes (4 de agosto) y los llevaron a un lugar que se llama La Perrera. Ahí los tuvieron alrededor de tres días. El día jueves (7 de agosto) que me comuniqué y me dijeron que ya no se iban en el bus", relata la madre que empezó una cruzada por su hijo desde que fue detenido en Guayaquil en 2019.

"Él viajó para el Ecuador en 2019 porque se encontró con un hermano (medio hermano por parte de papá que no vive con la madre ni con Fabián Ceballos). El hermano lo invitó a pasear. Ellos no se conocían", dijo la señora. 

Sin embargo, al parecer, el hermano estaría en problemas legales. La policía ecuatoriana llegó a su vivienda, buscándolo y ese día, pero Fabián Ceballos quedó detenido por presunto porte de drogas, de acuerdo con lo manifestado por la madre, quien aseguró que su hijo nunca aceptó los cargos y siempre se declaró inocente. Pero, el mayor temor se enfrentó a una condena de 13 años de prisión. No obstante, como no había cumplido la mitad de esa pena hizo parte del grupo de prisioneros deportados.

El proceso transcurrió lento desde ese 2019 por audiencias de imputación de cargos y luego, las del juicio que se suspendían repetidas veces. 

En uno de los mensajes enviados por WhatsApp de un teléfono escondido en la celda de su hijo, doña Martha leyó: "Murió un compañero llamado Brayan el domingo, de tuberculosis, y parece que todavía no se lo llevan. Nosotros los sacamos al pasillo antes de almuerzo para así tratar de obligar a los militares para que lo llevarán a la clínica, pero como era domingo no se pudo hacer nada. Cuando salieron los militares en almuerzo, nosotros como iglesia oramos". 

Doña Martha, quien vive de diseñar y elaborar bolsos, tuvo problemas económicos, pero el amor por su hijo y sus oraciones  le dieron la fortaleza, como ella misma lo asegura, para haber salido a las calles de Buenaventura a pedir limosna porque debía reunir dinero para viajar a Ecuador cuando fue a ver a su hijo hace dos años, en medio de deudas. 

"El sacrificio que he hecho, todo lo que estoy haciendo ha valido la pena por mi hijo. Estoy estoy haciendo esto por los míos, por el muchachito que yo parí. Yo parí a dos hijos y los parí con dolor. Le digo a Dios, gracias por haberme puesto de la forma como me ha puesto para yo poder pasar esas situaciones que no han sido fáciles. Me tocó sola, salir a la calle a pedirle a la gente: 'No tengo dinero, tengo a mi hijo preso en el Ecuador, ¿usted me puede ayudar con lo que quiera, con 1.000, con 2.000, con 3.000 pesos o me compra esa boleta para yo hacer un bingo", siguió contando la mujer que nunca se cansó de elevar su clamor de madre a la Cancillería colombiana.

Fue hace dos semanas que el Gobierno Nacional le confirmó que Fabián Andrés estaría en el grupo de presos repatriados desde cárceles de Ecuador, un proceso que se ha venido realizando de manera paulatina. La mayoría de los detenidos tenían como destino Cali o Bogotá. 

La madre contó, además, que su hijo llegaba en otro bus con rumbo a Cali. En todo ese trayecto de más de 10 horas de camino pasando por Nariño y luego, Cauca hasta entrar al Valle por el sur, por el municipio de Jamundí, el bonaverense soñaba con comer hamburguesas, pero lo que más añoraba era abrazar a su mamá y comer el arroz con huevo que tanto le gusta. Reiteró que este trayecto desde Ipiales, pasando por Pasto, Popayán hasta llegar a Cali fue financiado por el Gobierno.

La llegada a Cali sucedió casi a la medianoche del pasado 8 de agosto. Eran las 11:30 p. m. A esa hora, Fabián Andrés se comunicó con un primo suyo y sobrino de doña Martha que vive en la capital vallecaucana. Su casa está en el sector de San Joaquín, en la comuna 16 del suroriente caleño.

"Cuando Fabián llegó a la terminal de Cali, me llamó y empezó a reír a carcajadas y me dijo: 'Yo quiero ir directamente para mi casa, quiero estar ahí con ustedes (la madre y su hermano menor, de 25 años, ambos viven en la misma casa)'. Lo único que hacía era reír, reír y reír y me decía: '¡Estoy libre, estoy libre, quiero estar en mi casa, yo ya quiero irme para mi casa!'".

Fabián estuvo en Cali durante tres días y medio hasta que este 12 de agosto regresó a la terminal de transportes de la ciudad para abordar un nuevo bus, el que lo llevaría a su hogar, a sentir realmente su libertad. 

Doña Martha repite que se terminó la pesadilla y no deja de dar gracias a Dios por el milagro de tener de vuelta a su hijo a quien le dice que se quede en Buenaventura. De hecho, el vallecaucano le dijo que ya no quiere volver a estar lejos de la mamá, de 54 años que a punta de diseñar bolsos o de enseñar a niños en preescolar hasta primaria, lo educó y a su hermano menor en una humilde vivienda de Buenaventura. 

Hoy, este 12 de agosto, doña Martha Ceballos lo esperaba desde su casa en el barrio Bellavista de la comuna 8 de la ciudad puerto vallecaucana con el corazón palpitante de alegría, manteniendo esa misma fortaleza que mostró en estos últimos seis años desde que su hijo estuvo preso al otro lado de la frontera. 

CAROLINA BOHÓRQUEZ 

Corresponsal de EL TIEMPO

Cali